Tomare el día de ayer( otro supuesto fin del mundo ) como el inicio de sucesos inesperados, creados por ocurrencias, en las cuales pueda que yo trate de reflejar situaciones de mi vida( metafóricamente) o atmósferas que desee habitar en esos momentos y tal vez la melancolía me haga volar hasta tu ventana, o quizás ya ni eso quiera, en vez de eso creería que tengo ganas de caminar por las calles sin nombre, llenas de esa gente sin alma, esas personas carentes de la misma esencia que desde hace algún tiempo me falta.
En esa cantina me encontré con mi hermano, el me ayudo a recordar quién era, como era y si lo que sentía ahora acerca de todo era cosa repentina o desde me infancia. Recuerdo que con el jugábamos al trencito, sujetos de la cintura y corriendo a lo que más podíamos hasta tropezar con algo y terminar revolcados en el piso, un día como ese estaba esperando el metro y sí ¿sabes? Me acorde de ti querido hermano antes de que llegaras y me apretaras el hombro como era de costumbre, entre una pequeña charla vimos que un vagabundo desubicado supongo que debió haber sido por un mal trago o algo así, bueno eso no me interesaba, solo sé que aquel sujeto tropezó y cayó desparramado sobre los rieles del metro, con mi hermano siempre fuimos de buen corazón, no dudamos en ayudarle y salvarle la vida, se que su vida ya no tenía tanto valor que mi vida pero no se tal vez alguien más haría lo mismo por mí, bajamos y lo subimos, ya era tarde, el metro se aproximaba con gran rapidez y de hecho este no nos servía, a la velocidad de un parpadeo pero a la vez tan lento como para contar a la muchedumbre de ese lugar, vi mi tórax, volando al frente de mi cara, lo reconocí por un collar con una guitarra, mis pies , mis brazos y manos parecían festones de cumpleaños volando por todo el salón; me sentía completo, pero lleno de frio, no un frio corporal obviamente, sino un frio que tenia fácil acceso al cerebro, uno que podría coger mis cuerdas y hacerlas vibrar de tal manera que pudiera llamar un enjambre de abejas. Volví a parpadear, y me encontré a una chica muy bella al frente mío tomándome fotos con un celular, de hecho sentí que yo mismo salía por mi propia boca, me limpiaba unos cuantos escombros y seguía con lo que restaba de mi, le grite a mi hermano que le hiciera una nota a mi papa diciendo que tardaría para volverlo a ver. Me dirigí a la calle, mire al cielo y vi que todavía estaba nublado, seguí caminando y entre a esa cantina en la cual me encontré con mi hermano, si de hecho es el mismo momento, en donde él me aclaro que morimos como crecimos, tratando de frenar un trencito y con un poco de nostalgia y confusión tome otro tequila y brinde por la fortuna, los desaciertos y los miles de deseos ; y al pasar las 2 aquella chica se acerca y me dice tranquilo nene solo fue uno que otro trencito rompe-sueños.
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